"El fin de tener una mente abierta, como el de una boca abierta, es llenarla con algo valioso".- Gilbert Keith Chesterton

Persepolis y la importancia de la identidad

Persépolis, es una película animada francesa dirigida por Vincent Paronnaud y producida por Xavier Rigault y Marc-Antoine Robert. Está basada en la novela gráfica del mismo nombre que a la vez está inspirada en la vida de la iraní Marjane Strapi.


La familia de Marjane tenía una buena posición económica y pertenecía a una élite que se oponía al nuevo régimen de una república fundamentalista en la que las mujeres perdían su libertad e igualdad ante los hombres. Además, tenían que utilizar el velo, ropas largas y holgadas, no podían levantarle la voz a un hombre y debían de rendirle a estos bastantes respetos.


Lo resaltante de esta película es que aborda un tema que puede conectarse y entenderse por cualquier persona, sin necesidad de estar totalmente familiarizado con el contexto de Irán: la identidad y el sentido de pertenencia. Vemos cómo Marjane, el personaje principal, tiene que afrontar en su niñez el cambio repentino en el pueblo iraní a raíz de la caída del Sha, el terror de la persecución del nuevo gobierno; así como, la guerra de Irán e Irak. Es interesante darnos cuenta que Marjane piensa y actúa distinto al resto, quienes han aceptado del todo las exigencias del nuevo régimen. Así, vemos a una muchacha que gusta de Iron Maiden, de Nike y que es fanática de Bruce Lee; es decir, que comparte gustos por aspectos de la cultura occidental que son vistos como signos de decadencia por parte del fanatismo islámico. Su rebeldía, la forma en que decía lo que pensaba en el colegio, en general esta situación en la que se encontraba le iba a traer muchos problemas; por este motivo, sus padres deciden enviarla a Austria.


Allí, Marjane puede experimentar un sentimiento de libertad, pero poco a poco se va dando cuenta de que tampoco encaja perfectamente en ese lugar, pues se enfrenta a una sociedad muy diferente a la suya: se siente rara en un país extranjero en donde la miran con desconfianza, fiándose en los prejuicios que catalogan a los iraníes como unos salvajes. Todo esto la hace perder por un momento de lo que su abuela le había recordado conservar siempre, su integridad, sus valores, pero sobre todo su identidad, al punto de negarla y decir que era francesa.


Cuando Marjane regresa a Irán, nuevamente se sentía fuera de lugar. Había pasado de una sociedad libre a una reprimida y no podía encontrar su lugar en el mundo. Marjane estuvo deprimida por un tiempo, pero pudo recuperarse dándose cuenta de que por lo menos estaba viva y tenía la oportunidad de hacer algo con su vida. Marjane empezó a estudiar y a poner empeño en su vida y poco a poco encontró nuevos amigos que se ajustaron más a su estilo de vida. Sin embargo, Irán no era un país para ella y su familia estaba consciente de esto. Por esta razón decide viajar definitivamente a Francia y su madre le ordena que no vuelva.


Esta película hace un llamado a la reflexión sobre la importancia de la identidad y, especialmente, sobre el respeto a la diversidad cultural; además, de mostrarse como una denuncia a la discriminación de las mujeres y una critica a la represión fundamentalista.


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