"El fin de tener una mente abierta, como el de una boca abierta, es llenarla con algo valioso".- Gilbert Keith Chesterton

¿Encaja el Perú en la perspectiva de las civilizaciones de Huntington?


Para comenzar, es necesario entender a lo que se refiere Huntington cuando nos habla acerca de la perspectiva de las civilizaciones. Se trata de una estructura conceptual que nos ayuda a entender mejor la división del mundo, ya que sin duda el mundo no está conformado por un solo grupo de Estados similares. Esta perspectiva nos dice que el mundo está conformado por siete u ocho civilizaciones, cada una de ellas distintas entre si. Dentro de estas civilizaciones encontramos lo conocido como Occidente y “no occidente” o más bien, como dice Huntington, Occidente y “el resto del mundo”.  Huntington explica que existe cierta compatibilidad entre determinados países en cuanto a la identidad cultural, y por lo tanto, se identifican más entre sí. Podemos concluir que es así como se conforman los grupos de Estados para realizar la división del mundo en siete u ocho civilizaciones.

“En el mundo de la posguerra fría, los Estados definen sus intereses cada vez más desde la perspectiva civilizacional. Cooperan y se alían con Estados de cultura común o semejante y entran más a menudo en conflicto con países de cultura diferentes.” [1]

 

Si de acuerdo a lo que nos dice la cita nos ponemos a pensar en que lugar encajaría el Perú dentro de esta perspectiva del mundo, nos damos cuenta que sin duda el Perú conformaría un grupo algunos de los demás países de Latinoamerica, como por ejemplo los países vecinos  Ecuador, Chile y Bolivia. Sin embargo, encontramos algunas incongruencias con respecto a la afirmación planteada por Huntington acerca de los conflictos entre estados con una identidad similar.

“Es poco probable que las sociedades y los estadistas vean surgir amenazas de un pueblo al que creen entender y en el que creen poder confiar porque comparte con ellos lengua, religión, valores, instituciones y cultura.” [2]

 

Por lo tanto, podemos concluir con que la mayoría de países de América Latina, como lo son Argentina Chile, Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia entre otros, comparten una misma identidad en comparación con el resto del mundo. Sin embargo, esto no concuerda con el hecho de que no los consideren amenazas ya que en los últimos años nuestro país ha tenido conflictos con alguno de los países que supuestamente entendemos ya que comparten una misma identidad que el nuestro. Por ejemplo, recientemente se dio un conflicto con Chile que viene desde hace muchos años y es con respecto a los límites marítimos entre ambos países. También hace aproximadamente una década se desató un conflicto con Ecuador debido a otras disputas territoriales con respecto a algunas tierras en el Amazonas y otras en los Andes que no tenían límites definidos. Por lo tanto, de alguna manera se rompe con la idea propuesta por Huntington de que los países con culturas similares no se consideran amenazas entre sí.

 

Por otro lado, Huntington nos dice que los conflictos que realmente son relevantes y predecibles son los que se llevan a cabo entre Estados o grupos que provienen de civilizaciones diferentes, y que estos conflictos están configurados cada vez más por factores culturales y civilizados. Podríamos decir entonces que conflictos como los limítrofes recientemente dados no se seguirán dando con tanta frecuencia debido a que la concepción que tenemos del mundo va cambiando. Ya no deberíamos considerar a los países vecinos como enemigos ni competidores, sino más bien como parte de un grupo al que pertenecemos y con los que conformamos una civilización. Quizás esta manera de pensar no esté tan desarrollada en el Perú como lo está por ejemplo en la mayoría de países europeos, como lo demuestra la formación Unión Europea claramente. El hecho de compartir una misma moneda, algunas leyes, costumbres, haber pasado por dos guerras mundiales en las que todos se vieron de alguna manera involucrados y muchas otras cosas más implica que se vean como países hermanos y logren entender mejor lo que implica ser parte de una misma civilización. 

 

Por otro lado, con respecto al texto La nación como novedad, de Eric Hobsbawn, encontramos que existe un gran problema en la identidad cultural del Perú en si, y que sin duda esto puede llevar a grandes conflictos culturales al momento de comparar identidades con los otros países que supuestamente pertenecen a la misma civilización que el nuestro. De alguna manera, el principio de nacionalidades tampoco es muy aplicable a nuestro país, ya que como todos sabemos, el Perú es un país bastante fragmentado culturalmente. Según Hobsbawn este principio implica lo siguiente:

“(…) el principio de nacionalidades es legítimo cuando tiene a unir, en un conjunto compacto, grupos de población dispersos, e ilegítimo cuando tiende a dividir un estado.” [3]

 

Debido a su geografía, existen zonas del país mucho más desarrolladas que otras, y por lo tanto la identidad de sus pobladores es bastante diferente. Se podría decir entonces que el Perú es un país multicultural, donde existen distintas identidades a lo largo del mapa.  Entonces, la nacionalidad es algo que de alguna manera intenta unificar a un país fragmentado donde no se comparte una misma identidad cultural. Según los demás conceptos presentados por Hobsbawn acerca de lo que es una nación, se podría decir que el Perú es una nación en cuanto a el hecho de que sus ciudadanos comparten un mismo territorio y están regidos bajo un mismo Estado. Sin embargo, hay poblaciones que hablan un idioma que ningún poblador ajeno a ellos puede entender y existen otros grupos de personas que no son conscientes de la existencia de un Estado ni se sienten identificados ni vinculados a él, como lo son las comunidades Tayacome, Yomibato, Maizal y Cacaotal en el sur oriental de nuestro país[4]; y hay muchos más ejemplos que demuestran que el Perú como país no se encuentra del todo articulado como una nación, y por ende no existe un verdadero sentimiento de nacionalismo que vincule a todos sus habitantes. Esto coincide con lo que nos dice Huntington acerca de que la cultura es una fuerza tanto unificadora como también divisoria, y deberíamos rescatar la parte unificadora de ella para realmente ser una nación y poder conformar, como un país en su totalidad, una civilización con el resto de países con los que culturalmente nos identificamos. De este modo, los conflictos entre países supuestamente miembros de una misma civilización serían cosa del pasado y finalmente nos aproximaríamos más a la situación de Europa.  

 

 

 

 



[1] HUNTINGTON, Samuel. El choque de civilizaciones, 2005. Pág.36ç

[2] Ibid. Pág. 37

[3] HOBSBAWN, Eric. Naciones y Nacionalismo, 2000. Pág. 42.

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